El proyecto encuentra su fundamento en la investigación doctoral de Luz Elena Malagón Castro en la Univesidad Católica de Manizales que problematiza el aprendizaje vital como una categoría que desafía las estructuras de la educación hegemónica. Desde una perspectiva crítica, se propone una reflexión sobre la manera en que los sujetos que habitan la frontera generan procesos de aprendizaje situados que no responden a los marcos convencionales de enseñanza, sino que emergen de manera disruptiva de la intersección entre experiencia, memoria y agencia.

Este enfoque inscribe el aprendizaje vital en un circuito relacional donde la educación no es una transmisión unidireccional de saberes, sino una construcción dialógica y situada, en la que el territorio deja de ser concebido como un mero espacio físico para devenir en un entramado de significados, resistencias y posibilidades de reconstrucción subjetiva. En este sentido, la relación educación/territorio/aprendizaje se tensiona en un proceso continuo de resignificación, donde los sujetos reconfiguran su vínculo con la memoria, la identidad y el sentido de pertenencia.

Desde la macro-categoría de la subjetividad, la investigación doctoral ha permitido trazar nuevas lecturas sobre los aprendizajes que emergen en situaciones extremas y reconstrucción social. Al articular la dimensión educación/complejidad/aprendizaje, el proyecto no solo reivindica el conocimiento que nace en la vida misma, sino que también incorpora herramientas innovadoras para la transformación territorial, como el pensamiento complejo y el uso de inteligencia artificial en la consolidación de competencias para el emprendimiento social.
En territorios como El Berlín, la apuesta por la Misión Ciencia para la Paz permite trasladar estas reflexiones a escenarios concretos, generando estrategias de gobernanza territorial y fortalecimiento comunitario. Así, la resignificación del territorio no solo se plantea como un acto de recuperación espacial, sino como un proceso de recomposición del tejido social y reconstrucción de subjetividades, en el que la equidad de género, la justicia social y la memoria colectiva se configuran como ejes fundamentales de una educación que se inscribe en la vida misma.








